En la vida se nos presentan infinitud de situaciones en las que tenemos que decidir entre una situación u otra. En un mismo día tenemos que hacer múltiples elecciones de las que muchas veces no somos ni conscientes. En este post os traigo 3 claves para tomar decisiones no del día a día sino más importantes.
¿Qué pasa cuando se nos presenta una situación o circunstancia donde debemos tomar una decisión difícil? Difícil bien por las consecuencias que tendrá para uno mismo, para nuestro entorno, porque todas las opciones nos gustan o porque ninguna nos convence.
Afrontar un momento de este tipo puedo suponer un momento de estrés, duda, insatisfacción, bloqueo o pánico al no saber que opción tomar, ¿os ha pasado alguna vez? Elegir entre varias opciones, sea en el ámbito que sea, siempre es difícil porque conlleva renunciar al resto de ellas. Y por mucho que decidamos con seguridad y alegría una opción es difícil saber que el resto no se darán.
Vamos a ver qué podemos hacer para afrontar estos momentos en los que tenemos que tomar una decisión, de la mejor manera posible.
Aquí van…
3 claves para tomar decisiones
1. Pon un límite de tiempo.
Seguro que esto ya os suena de algo, pero es realmente eficaz cuando se trata de personas que le cuesta tomar decisiones. El ponernos una fecha, flexible, es decir, la podemos cambiar, nos ayuda a centrar nuestra atención en este tema. ¿Qué debo hacer? ¿Qué quiero? ¿Qué es mejor para mí, para mi entorno? Responder a estas y a muchas otras cuestiones que nos planteamos llevan su tiempo, sí, pero mejor si tenemos una fecha en la que tenemos que haber elegido.
2. Reflexiona sobre los pros y contras.
Cuando tomamos una decisión, podemos tener una lucha entre lo que nuestra cabeza nos dice y lo que nuestro «corazón” quiere. La falta de concordancia entre ellos tiene como consecuencia que nos angustiemos y que sea más difícil tomar una decisión. Para ello puede ser útil hacer una lista y reflexionar sobre los pros y contras de todas las opciones que podemos elegir. Tanto a nivel racional como emocional. Por ejemplo: Ganar más dinero (consecuencia positiva racional), sentirme más tranquilo (consecuencia positiva emocional). Cada uno dará más valor a una u otra cosa, lo importante es que seamos conscientes de lo que podemos ganar o perder con cada opción y esto nos facilite en la toma de decisión.
3. Cuidado con la duda.
La duda o falta de determinación ante la posibilidad de elegir varias opciones es habitual, el problema surge cuando somos incapaces de gestionarla y nos impide decidirnos. Aunque no se tome una decisión por las dudas o por miedo, la decisión ya se ha tomado. No decidirse por ninguna opción es en sí una decisión. Toda elección conlleva renuncia de otras cosas, pero esa duda que nos agobia y paraliza, tenemos que controlarla. Las decisiones que tomamos no siempre las tenemos claras al 100% y ¡no pasa nada! No dejes de tomar una decisión, aunque tengas algo de dudas.
Y recuerda…
No decidir es en sí una decisión.
Si te interesa el tema, no te pierdas el artículo en el que te doy mis 6 consejos para gestionar la incertidumbre.
Y si te interesa el mundo de la psicología accede a la página web del consejo general de psicología de España.
