Todos en algún momento de la vida atravesamos circunstancias difíciles y momentos de dolor. También en nuestro día a día llevamos con nosotros preocupaciones, recuerdos dolorosos, historias pasadas y sufrimientos del presente.
El sufrimiento es parte de la vida.
No hay ningún ser humano que no pase durante su vida por momentos difíciles.
En este post no quiero centrarme en ninguna problemática en concreto, ni banalizar el dolor que suponen ciertas desgracias. Os hablo del dolor que cada uno lleva en su día a día. Seguro que tú, apreciado lector, se te vienen a la cabeza tus preocupaciones, anhelos, miedos, decepciones y malos momentos. Todos viajamos en esta vida con una mochila que a veces pesa un poco más de la cuenta. Pero como bien dice uno de nuestros refranes… ¡no hay mal que cien años dure!
Pero, ¿qué hago mientras dura? Aquí hoy os traigo 4 consejo para afrontar vuestro sufrimiento del día a día con entereza, y que ello no pueda con vosotros. Hay que saber enfocar el dolor y sufrimiento en la dirección correcta para que ello no acabe condicionando tu vida, salgas reforzado de ello y no pierdas la ilusión y esperanza.
Aquí van…
– 4 Claves para enfrentar el sufrimiento –
1. Acéptalo y sé consciente.
Muchas veces, como mecanismo de defensa, hacemos como que no pasa nada, que todo está bien. Continúas con tu vida como si no pasara nada y cuando te sientes mal te distraes e intentas no pensar en ello. Es verdad que vivimos en la sociedad del hedonismo y que vivimos a un ritmo frenético. Todos tenemos que ser felices y estar bien siempre, pero ¡ojo! esto es una trampa. Acepta que tienes preocupaciones, que a lo mejor estás pasando por un momento de dificultad y estás sufriendo. Evitar los problemas o las dificultades no hace que se vayan.
2. Busca apoyo emocional.
Qué importante es y qué poco lo hacemos. Es habitual que nos cueste hablar de nuestro sufrimiento, romper a llorar y abrir nuestro corazón ante otra persona, aunque sea cercana para nosotros. Muchas veces por vergüenza, por orgullo, por no preocupar, por no encontrar el momento o porque no estamos acostumbrados, no tenemos momentos de descarga emocional. A veces el sufrimiento del día a día solo necesita liberarse y que alguien valide nuestras emociones. Me explico. El hablar y llorar con una persona de confianza puede aliviar tu dolor al instante. Además, que otra persona responda a tu dolor con escucha, cariño, apoyo y comprensión transforma esta situación y la vuelve más soportable. Busca un amigo, un hermano, un familiar y no tengas miedo de decir: «Me gustaría hablar, estoy mal».
3. Ten esperanza.
Paciencia, optimismo, confianza, esperanza…son cualidades que vas a necesitar para no sucumbir ante el sufrimiento. El relativizar los problemas, identificarlos como un momento puntual que pasará, el saber que vendrán circunstancias mejores hace que nuestro dolor sea pasajero. Caer en el lamento, el negativismo, el no ver soluciones al problema, el derrotismo… sólo te llevarán a sentirte peor. Cuando estás un poco «plof» tienes que ser tu mejor amigo y darte los mejores consejos, esos consejos que le darías a otra persona. La vida tiene muchos giros y nos trae una nueva oportunidad de vivir cada día. Tienes que saber que tus circunstancias pueden cambiar y que las malas rachas pasan. Vive tu momento con determinación y entereza siendo consciente de que te esperan cosas buenas.
4. Esfuérzate en vivir buenos momentos.
Que tengas tus preocupaciones y estés sufriendo no significa que tu vida se tenga que paralizar. Hay que aprender a vivir con ello. Busca pasar buenos momentos y generar emociones positivas en tu día a día. ¿Qué es esto de las emociones positivas? En el próximo post os hablaré de ello. Aunque a veces no tengas muchas ganas es importante que no te encierres en tu dolor personal. Queda con amigos, familia, organiza alguna actividad que te motive e ilusione, ten momentos para ti solo de disfrute y descanso. Ilusiónate con alguna actividad desde realizar una manualidad, aprender un nuevo deporte, ordenar las fotos de casa, o leer una buena novela. Anímate y ten momentos de disfrute.
Y recuerda…
Cada día es una nueva oportunidad…para reír, llorar, aprender, compartir, conocer, descubrir…en definitiva, una nueva oportunidad para vivir.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
